6. Las quejas
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-según se deducía de los datos aportados-, se habían creado nuevas plazas que
no fueron cubiertas, siendo el caso paradigmático de ello el de Lora de Estepa, en
el que las 30 nuevas plazas ofertadas, y únicas existentes (en el año anterior no
se ofertó ninguna), no se cubrió ninguna. En parecida situación se encontraban
localidades como Paradas (13 nuevas plazas y 15 vacantes), Villanueva de San Juan
(36 nuevas plazas y 24 vacantes), Montellano (41 nuevas plazas y 37 vacantes) o
Palomares del Río (36 nuevas plazas y 30 vacantes).
En otros casos, sin embargo, a una en aparente clara necesidad de creación de
nuevas plazas por existir anteriormente una elevada demanda de las mismas, y por
estar todavía la tasa de ocupación muy por debajo de la demanda, no se crearon plazas
nuevas, como se ponía de manifiesto en Alcalá de Guadaira -con un porcentaje de
ocupación sobre la demanda de un 54,94%; Morón de la Frontera con un porcentaje de
ocupación sobre la demanda de un 67,86%; o Aguadulce con un porcentaje de ocupación
sobre la demanda de un 43,14%; el más bajo de toda la provincia de Sevilla. Como
decimos, a pesar de la evidencia de la necesidad de nuevas plazas, no se creó ninguna.
No obstante, hemos de reconocer que a la complicada labor de planificar el
número de plazas que son necesarias crear en cualquier tipo de nivel de enseñanza,
en general, en el caso de la Educación infantil se añaden variables difíciles de controlar
o prever, en particular, habiendo sido especialmente difíciles los dos últimos años.
Así, se ha de tener en cuenta, en primer lugar, que es una etapa educativa voluntaria
y no gratuita, de manera que, aún contando con los datos de la población de entre 0 y
3 años de edad potencialmente demandante de este servicio socio-educativo, resulta
difícil “predecir” si la intención de los progenitores es la de llevar a sus hijos e hijas a
este tipo de centros o, por el contrario, optarán por otro tipo de recursos (generalmente
confiar el cuidado de los menores a algún miembro de la familia extensa).
Por otro lado, y en el mismo sentido de añadir un plus de complicación a la
tarea de planificación señalada, es que, teniendo en cuenta, por una parte, que
uno de los criterios de baremación de las solicitudes para poder ocupar una plaza
pública o concertada, respectivamente, es el de que ambos progenitores o tutores
legales desarrollen una actividad laboral, y por otra, el triste y preocupante dato de
familias cuyos miembros han engrosado el número de las listas de desempleados,
difícilmente se puede realizar una previsión más o menos acertada de las plazas
que, finalmente, van a ser demandadas.
Hemos de tener en cuenta, además, que la planificación ha de realizarse con la
antelación suficiente como para que las plazas que se estiman que van a ser necesarias
estén disponibles en el momento en el que comienza el proceso de escolarización
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