5. Cuestiones relevantes
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No es de extrañar, por tanto, los resultados a los que llegan diversos estudios
realizados sobre la materia, los cuales vienen a concluir que el número de centros
escolares que necesitan mejorar en seguridad vial para prevenir accidentes de
tráfico supera con creces a aquellos que se ubican en entornos seguros.
Sin perjuicio de ello, también debemos reflexionar sobre si, más allá del discurso
público, estamos apostando de verdad por un modelo de movilidad sostenible. O
dicho de otro modo, ¿estamos realmente jerarquizando el protagonismo que, en un
modelo de movilidad sostenible, debe tener el espacio peatonal, el transporte público
y la bicicleta frente a la alternativa del uso del automóvil?. ¿Estamos plasmando ese
compromiso público de sostenibilidad en la planificación urbanística, en la ejecución
de las infraestructuras y en los planes de movilidad?.
En este ámbito, nuestra Institución ha venido poniendo de manifiesto que no se
trata de peatonalizar determinadas zonas de la ciudad, singularmente los centros
históricos, tarea, en todo caso, inaplazable, sino que se trata de comprender y apostar
por el protagonismo del peatón en el espacio público de la ciudad. Ello supone dar
continuidad a esos espacios estableciendo recorridos que realmente faciliten los
desplazamientos peatonales seguros por toda la ciudad, combinados con una oferta
suficiente de transporte público, facilitando al mismo tiempo el uso de la bicicleta.
Pero no sólo debemos hacer recaer esta responsabilidad de modo exclusivo en
nuestras infraestructuras, francamentemejorables enmuchos de nuestros municipios,
porque el factor humano cobra también un especial protagonismo. Es innegable
que un importante número de accidentes se producen por los comportamientos
antirreglamentarios tanto de los conductores como de los peatones, o de ambos
conjuntamente. En nuestra vida cotidiana somos testigos a diario de conductores
que no respetan las normas de circulación y ponen en riesgo no sólo sus vidas
sino las de otras personas que transitan por las vías públicas o circulan por las
carreteras, pero también comprobamos con más frecuencia de la deseable actitudes
irresponsables de las personas menores y jóvenes al recorrer las calles, y de modo
muy significativo al conducir y manejar bicicletas o ciclomotores.
A las anteriores situaciones debemos añadir aquella otra que se deriva de una
nueva modalidad de personas que caminan por las ciudades utilizando nuevas
tecnologías, una nueva forma de transitar que algún sector de la doctrina ha
venido a denominar “peatón tecnológico”. Se trata de niños y jóvenes que van
por las calles disfrutando y abstraídos por la música que escuchan de aparatos de
última generación o de sus teléfonos móviles, resultando que con esta actividad no
son conscientes -o al menos no todo lo que debieran- de los graves peligros que
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