La Defensoría de la Infancia y Adolescencia de Andalucía

La Defensoría de la Infancia y Adolescencia de Andalucía es una institución creada por el Parlamento de Andalucía y tiene como misión la defensa y promoción de los derechos y libertades de las personas menores de edad. Sus actuaciones son totalmente gratuitas y no requieren de ningún formalismo especial.

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El Defensor del Pueblo andaluz propone una decena de medidas para afrontar los retos y oportunidades en Andalucía tras la COVID

El Defensor del Pueblo andaluz, Jesús Maeztu, ha propuesto hoy una decena de medidas para aprovechar los retos y las oportunidades que ofrece el proceso de reactivación y recuperación tras la COVID-19, actuaciones encaminadas a avanzar en la igualdad real “y que la población más vulnerable no vuelva a quedarse atrás” como consecuencia de una crisis.

El Defensor del Pueblo andaluz ha entregado a la presidenta del Parlamento andaluz, Marta Bosquet, el informe especial que ha realizado la Institución 'Derechos de la ciudadanía durante la COVID-19. Primera ola de la pandemia', en el que analiza el impacto de la COVID en el primer semestre de la crisis sanitaria, desde la perspectiva del Defensor como garante de los derechos de la ciudadanía.

El Informe extraordinario está fundamentado en los más de 5.000 expedientes solo relacionados con la COVID (1.602 quejas y 3.474 consultas) gestionados desde el inicio de la pandemia el 14 de marzo hasta el 30 de septiembre, una vez finalizado el verano. El Defensor del Pueblo andaluz adaptó el servicio que presta la Institución desde el primer día de confinamiento para dar respuesta a la ciudadanía que solicitó su intervención o asesoramiento. Ocho de cada diez personas que acudieron por un motivo relacionado con la COVID nunca antes habían solicitado la actuación de este comisionado parlamentario.

El Defensor ha enumerado los diez retos o lecciones de la crisis que se pueden poner en práctica para conseguir el objetivo de reducir la brecha de la desigualdad. Estos serían el fortalecimiento del Sistema Público de Salud; la creación de un sistema integral de atención a las personas mayores; el reforzamiento de los servicios sociales como pilar fundamental del estado del bienestar; la adaptación de ejercicio del derecho a la educación a las necesidades de la sociedad digital y la creación de empleo de calidad. Jesús Maeztu también ha citado la lucha contra la pobreza infantil y las situaciones de riesgo para la infancia y la adolescencia; el avance en las políticas de igualdad de género o la garantía del derecho a la vivienda, así como las medidas de sostenibilidad contra el cambio climático; el reconocimiento del acceso a los servicios de interés general y la oportunidad de la mediación como forma de resolución de conflictos.

Entre estos retos, el Defensor del Pueblo andaluz ha destacado la urgencia de adaptar la sociedad a las exigencias de la sociedad de la información, para evitar lo que ha denominado 'nuevos excluidos' por la imposibilidad o incapacidad de acceder a los recursos tecnológicos. La brecha digital afecta a colectivos muy diversos: personas mayores; personas desfavorecidas social y económicamente; las que viven en zonas rurales aisladas o mal conectadas; personas migrantes, personas con discapacidad; mujeres solas con cargas familiares; etcétera. “Estamos muy lejos de alcanzar los estándares mínimos que demanda la nueva sociedad de la información. La brecha digital amenaza con convertirse en una nueva forma de exclusión social”, ha señalado Jesús Maeztu.

Por otro lado, la experiencia de la COVID ha servido al Defensor del Pueblo andaluz para comprobar la necesidad de mejorar y humanizar los servicios de información y atención ciudadana por parte de las administraciones públicas. “Las personas no sabían a dónde acudir. Nos han repetido: No sé a dónde ir. Nadie me escucha. Todo está cerrado. ¿Y yo y mis niños de qué comemos?”, ha ejemplificado Jesús Maeztu sobre el colapso o mala atención en los servicios de información o reserva de citas, lo que ha aumentado la desesperación de la ciudadanía.

Para Jesús Maeztu, estas propuestas deben servir para combatir la pobreza y la desigualdad, que deviene de la falta de empleo, y de las consecuencias que tiene en la infancia y la adolescencia, la pobreza infantil. “Debemos equilibrar la igualdad real, con el fin último de que de esta pandemia salgamos todos a la vez, para que así no aumente la desigualdad. Se lo debemos a todos aquellos que están haciendo un sobreesfuerzo en estos meses y a las personas que han fallecido y a sus familiares”, ha concluido Jesús Maeztu.

25-N: Frente al repunte de la violencia de género

Este año, ONU Mujeres ha querido llamar la atención sobre la Pandemia en la sombra, acerca de la violencia contra las mujeres durante el confinamiento.

Desde que se desató el brote de COVID-19, los nuevos datos e informes recogidos a nivel estatal y andaluz durante el periodo de confinamiento por la COVID-19 reflejan el aumento de las peticiones de ayuda por violencia de género.

Es por ello que el Defensor del Pueblo Andaluz, en este señalado día internacional, hace un llamamiento para actuar frente al repunte de la violencia de género y otras formas de violencia sobre la mujer durante la pandemia y en situaciones de aislamiento, debiéndose seguir considerando todos los servicios relacionados con ello como esenciales y establecer protocolos especiales de detección, denuncia y protección de estas víctimas.

Según ONU mujeres, la violencia que los hombres ejercen contra las mujeres es también una pandemia; una pandemia que precede y que sobrevivirá al virus y que crece en medio de la crisis de la COVID-19, que necesita de una respuesta global y coordinada que cuente con protocolos de aplicación y necesitamos un esfuerzo colectivo general para detenerla. Es preciso redoblar aún más los esfuerzos para que enfrentar la violencia contra las mujeres pase a ser una prioridad en las medidas de recuperación y respuesta a la COVID-19.

Sabemos qué significa luchar contra una pandemia. Ahora necesitamos la voluntad para hacerlo y liderar el camino hacia un mundo sin violencia y erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas para siempre.  

El Defensor del Pueblo andaluz establece con el vicepresidente de la Junta sesiones de trabajo periódicas para coordinación e intercambio de información

El Defensor del Pueblo andaluz, Jesús Maeztu, y el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, han mantenido hoy una reunión en la que han acordado establecer sesiones de trabajo periódicas para avanzar en mecanismos de seguimiento, coordinación, intercambio de información y evaluación sobre la tramitación de las respuestas que la Administración autonómica ofrece al Defensor del Pueblo andaluz.

En estas reuniones, a celebrar una cada cuatrimestre, el Defensor del Pueblo andaluz y el vicepresidente de la Junta de Andalucía, en cumplimiento de lo establecido en la Ley Orgánica que reforma el Estatuto de Autonomía y de la ley que establece el régimen jurídico del Defensor del Pueblo andaluz, plantearán líneas de coordinación que deriven en una correcta labor de supervisión y seguimiento del Ejecutivo, con el objetivo de conseguir una efectiva defensa de los derechos de la ciudadanía andaluza. Este acuerdo recoge que, al inicio del año, se propondrá un calendario para fijar los tres encuentros o sesiones de trabajo.

En estos despachos se podrán tratar posibles anomalías en el funcionamiento de organismos públicos desde el análisis de quejas o consultas recibidas por el Defensor del Pueblo andaluz; cuestiones de carácter general que reclamen la intervención o interés del Defensor del Pueblo andaluz, o casos concretos de intervención en defensa de derechos humanos vulnerados o en riesgo grave.

Asimismo, en su competencia como consejero de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local, el Defensor del Pueblo andaluz ha abordado con Marín el seguimiento de la educación en el contexto de la crisis sanitaria; la situación del Centro de Internamiento de Menores Infractores de Purchena (Almería) y le ha trasladado los avances en la realización, junto a un grupo de expertos que impulsa la Institución, de un protocolo de evaluación de la edad de menores migrantes sin referentes familiares en Andalucía.

El Consejo de participación de Menores del Defensor del Menor de Andalucía ha asistido como parte de ENYA, a la 24 conferencia de ENOC, celebrada el 16 y 17 de noviembre. Este año el encuentro se ha celebrado online debido a la pandemia del COVID 19.

Los Consejos participantes han sido de los siguientes países: Suecia, Escocia, Noruega, Irlanda del Norte, Montenegro, Malta, Islandia, Grecia, Chipre, y España con los consejos del País Vasco, Cataluña y Andalucía.

En dicho encuentro los consejos participantes han debatido y aprobado las recomendaciones sobre la Paticipación infantil en diferentes ámbito, especificando en el colectivo LGBTIQ+. También se ha evaluado el impacto de los derechos del niño en la infancia.

 

Día Universal del Niño: Atenderles y escucharles en tiempos de COVID

El Defensor del Menor de Andalucía, como institución garante de la protección y promoción de los derechos de la infancia y la adolescencia, quiere felicitar hoy a todos los niños, niñas y adolescentes con motivo del Día Universal del Niño, una celebración que nos sirve para dar a conocer los derechos de la infancia y concienciar de la importancia de trabajar día a día por su bienestar y desarrollo.

Considero más necesario que nunca escuchar las demandas y preocupaciones de la infancia y de la adolescencia, y hacerles partícipes de las decisiones. Porque si de algo estoy convencido es de la necesidad de que niños y niñas participen en todos aquellos asuntos que les afectan, ser tratados como ciudadanos de pleno derecho, y no simplemente como sujetos pasivos circunscritos a los objetivos y prioridades del mundo de las personas adultas.

La población infantil y juvenil ha sido uno de los colectivos más afectados e invisibles por la actual crisis sanitaria. El confinamiento, la brecha educativa, los conflictos familiares o la pérdida de trabajo de los miembros de las familias son, entre otros, elementos que están incidiendo de manera singular en miles de niños, especialmente en los más vulnerables. Por desgracia, las consecuencias de la crisis social que ha traído la pandemia han arrojando a la pobreza a muchos niños y niñas e incrementando los niveles de vulnerabilidad a aquellos que ya eran pobres.

La coordinación es todavía una asignatura pendiente de las administraciones públicas. Y se trata de una cuestión clave: la atención a la infancia, especialmente a la que se encuentra en situación de riesgo, exige una coordinación intersectorial. Una coordinación en el sentido más amplio posible: entre las distintas administraciones, entre los departamentos y servicios de cada administración pública; y entre las administraciones y la sociedad civil.

Debemos evitar que se sigan produciendo situaciones incoherentes, antagónicas o duplicadas entre las administraciones. Debemos ser capaces de garantizar la coordinación, cooperaación y colaboración de todos los agentes implicados con un único fin: la mejora de la protección de la infancia y adolescencia.

Una ardua tarea en la que es necesario incorporar la voz de los niños, niñas y adolescentes.

Antes las informaciones publicadas en medios de comunicación acerca de la queja recibida por esta Institución sobre la inclusión de la promoción de la actividad de la caza entre los contenidos tratados en los centros educativos de Andalucía, analizada la información remitida por la Consejería competente, y tras el estudio de la cuestión planteada, el Defensor del Pueblo andaluz y Defensor del Menor de Andalucía, Jesús Maeztu, señala los siguientes aspectos:

a) La organización y el funcionamiento de los centros educativos se encuentran regulados en los Decretos sobre Reglamentos Orgánicos. Dichos Reglamentos posibilitan el ejercicio de la autonomía de los centros, autonomía que se encuentra estrechamente ligada a la responsabilidad y al respeto de los derechos de todos los sectores de la comunidad educativa.

Así pues, son los centros los que deciden los criterios que aplicarán para la designación de los responsables de los órganos de gobierno y de coordinación docente y las horas que dedicarán al desempeño de las tareas, siempre dentro de los márgenes que permite la normativa vigente. Cada centro docente puede elegir la organización que mejor convenga a su contexto y promover estrategias eficaces y eficientes para la mejora del clima escolar y el alcance del éxito educativo de todo su alumnado.

Según las etapas y ciclos, la regulación específica de cada tipo de centros se contiene en el Decreto 328/2010, de 13 de julio, ha regulado determinados aspectos relacionados con el alumnado y las familias, con el profesorado, con el personal de administración y servicios y con la organización, el funcionamiento y la evaluación de dichos centros. Al igual que mediante el Reglamento Orgánico de los Institutos de Educación Secundaria, aprobado por el Decreto 327/2010, de 13 de julio.

Del mismo modo, esa autonomía funcional otorga a los órganos delos centros la capacidad para definir y fijar determinados contenidos que se incorporar al proyecto curricular y formativo de cada centro.

Aparte de los elementos de esta naturaleza incluidos en el currículo de las propias materias, los centros educativos suelen programar las enseñanzas de este tipo en actividades complementarias al currículo Los contenidos de estas actividades responden a elementos definidos por los decretos escolares, forman parte de las programaciones y se rigen por los criterios de aula Por ello, son evaluables, se suelen realizar dentro del horario escolar y son gratuitas. Son obligatorias y por tanto la no asistencia a las mismas debe ser justificada por las familias o tutores legales del alumnado. En este punto, conviene diferenciadas de las actividades extraescolares Al contrario que aquéllas, estas no responden necesariamente a elementos curriculares, son optativas y no tienen por qué ser gratuitas. (Resolución de 13 de junio de 2008, de la Consejería de Educación y Ciencia).

Le corresponde al Departamento de Actividades Complementarias y Extraescolares (DACE) en colaboración con la Jefatura de Estudios y Vicedirección, promover, coordinar y organizar un Plan General de Actividades que se presentara al Consejo Escolar. Para Confeccionar dicho Plan General de Actividades, al inicio de curso, los diversos departamentos didácticos entregarán, junto a las programaciones didácticas generales, una programación específica sobre las actividades complementarias y extraescolares previstas para el curso, Por ello, la programación de estas actividades implica la aprobación por parte de los órganos colegiados de los centros y responde a su autonomía pedagógica, consagrada esta en los decretos escolares.

Precisamente, en dicho contexto regulador, se analiza el motivo de queja estrechamente ligado al ejercicio concreto de estas capacidades. A la vista del completo informe recibido desde la Consejería de Educación y Deporte, podemos abordar la cuestión del tratamiento de la caza en dichos contenidos educativos desde dos aspectos: de un lado, los aspectos procedimentales del diseño educativo de esta temática; y de otro, la propia naturaleza y contenido que se aborda relacionado con la caza y otras actividades energéticas.

b) Desde el punto de vista de los procesos de diseño de estos contenidos, hablaríamos de las atribuciones para definir y regular el diseño, la práctica y la evaluación de determinadas actividades. Éstas se encuentran recogidas dentro del conjunto de la acción formativa de los centros educativos y han sido previamente estudiadas, diseñadas y, posteriormente, aprobadas por las instancias responsables para establecer esta faceta de la programación curricular. Con todos sus requisitos y procedimientos, las actividades, una vez aprobadas, quedan inscritas en el programa didáctico de cada centro respectivo que así lo ha decidido.

El diseño de esta faceta, inmersa en la labor educativa, está suficientemente regulado, contando con el trabajo previo del conj unto de profesionales especializados que integran los equipos docentes y ratificado posteriormente por los órganos de la comunidad educativa que han contado con la participación, obviamente, de la representación escolar de madres y padres del alumnado.

Estos contenidos está definidos para ceñirse, en todo momento, a los proyectos curriculares recogidos en la normativa educativa común y complementan los respectivos programas docentes. Refuerzan las áreas establecidas en el Proyecto Curricular de cada centro y, lógicamente se imbrican en los objetivos propuestos a nivel de aula y en consonancia con los objetivos propios de cada área y del ideario de cada centro educativo.

Su diseño avanza y complementa el desarrollo de unos elementos troncales de carácter general, aprovechando el ámbito fijado de autonomía de los centros para delimitar el conjunto de estas actividades que se imparten al alumnado. Esa vinculación a los contenidos curriculares hace que se imparta por el profesorado y son evaluables en el conjunto de conocimientos y actitudes del alumnado.

Podríamos resumir que el esquema seguido se fundamenta de unos contenidos básicos y comunes que vienen establecidos por los diseños curriculares generales y apoyados por otros contenidos complementarios. Los primeros son comunes a los centros y los segundos se definen por cada centro como complementos del núcleo principal. Juntos suman y componen el espacio didáctico que define el servicio educativo ofrecido al alumnado.

Así pues, desde este punto de vista procedimental, la definición de los contenidos recogidos en las actividades docentes de los centros está dotada de una amplia autonomía en su diseño en base a las singularidades de cada centro y de cada comunidad educativa que, regladamente, participa en los procesos de elaboración de tales planes y contenidos.

c) En el caso que nos ocupa, y referido a la propia naturaleza y contenido del tema de la actividad cinegética, los centros tratan dicho contenido en un elenco de aspectos añadidos y relacionados con esa actividad, y dentro del manejo de valores vinculados a la biodiversidad, el medioambiente, proyectos educativos ligados a la sostenibilidad, etc. Podemos comprobar que su plasmación específica — y el modo concreto en que estas actividades sean recogidas en los contenidos de los programas educativos — va a depender, pues, del alcance que en cada caso se defina por los actores educativos de cada centro y en cada etapa educativa.

Hemos de admitir, por tanto, la multitud de abordajes que la cuestión puede provocar en los respectivos contenidos educativos que en cada caso se elaboren. Es más; las implicaciones de la caza y sus actividades pueden ser manifiestamente distintas a tenor de la ubicación del centro en un espacio común urbano, o bien, en el contexto de una zona rural en la que muchos entornos puedan estar destinados en una extensión significativa para cotos de caza gestionados para la explotación profesional de esta actividad cinegética en sus diversas modalidades. En uno y otro ámbito, la caza, sus impactos y percepciones son sustancialmente diferentes.

Las motivaciones que explican este amplio criterio de autonomía programadora de los centros parece reforzarse en el sentido de que, efectivamente, esta realidad es susceptible de hacerse más o menos presente en la vida docente en relación con las peculiaridades de los entornos geográficos y realidades sociales de estos centros.

Y, en todo caso, la descripción de valores, que se recogen en los contenidos curriculares de la normativa educativa, son un perfecto repertorio de la concienciación progresiva de nuestra sociedad asumiendo los principios de respeto medioambiental y tutela de los intereses imbricados en nuestra riqueza natural y biodiversidad. Sin duda, el protagonismo del alumnado, y la juventud en general, en esa tarea tiene una parte de su explicación en la consolidación de estos mensajes a partir del esfuerzo del sistema educativo que ha actuado como un vector de aprendizaje, experiencia y compromiso social con el respeto a los valores medioambientales de nuestros entornos.

Por otra parte, la cuestión tratada se centra en la actividad de la caza, actividad que, no debe olvidarse, no está prohibida. El ordenamiento jurídico regula estas actividades que están sometidas a una variedad de condicionantes, limitaciones y garantías que persiguen hacer compatible esta práctica en relación con otros valores protegibles. De tal manera que esta regulación alcanza aspectos tan variados como reservas y espacios naturales protegidos; señalización; protección de la fauna salvaje; explotaciones cinegéticas; destino de la caza; armas; seguros; trofeos; infracciones; disposiciones civiles; aspectos tributarios; etc.

En concreto, la legislación andaluza la regula de manera específica mediante la Ley 8/2003, de 28 de octubre, de la Flora y la Fauna Silvestres. Su exposición de motivos dice:

«La caza y la pesca continental constituyen en Andalucía un significativo campo de actividad de dimensión social, deportiva, cultural, ecológica y económica, movilizando a un amplio colectivo que cuenta con organizaciones deportivas asentadas territorialmente. Tanto la caza como la pesca continental son, por otra parte, ejemplos clásicos de actividades deportivas que se desarrollan en el medio natural permitiendo un uso compatible de los recursos naturales y asegurando pautas de desarrollo sostenible en el medio rural: ancestralmente constituyen aprovechamientos tradicionales de los recursos naturales que, al cabo del tiempo, se han ido concretando en un acervo cultural que se traduce en unas reglas de «juego limpio» que permiten, mediante el concurso de las vedas y el control público, la propia reproducción de la fauna cinegética y piscícola, al mismo tiempo que generan recursos económicos de considerable importancia para muchas zonas rurales de Andalucía».

A partir de esta realidad regulada, y del repertorio de normas y disposiciones que abordan esta cuestión en el seno del propio sistema educativo, no hemos podido deducir ni que esté proscrito el tratamiento de la caza, ni que resulte tampoco obligada su promoción o estímulo.

Añadimos que el presente análisis se realiza respecto de la cuestión principal planteada por la Asociación promotora y referida, genéricamente, a la inclusión de actividades promocionales o de fomento de la caza entre los contenidos educativos de los centros docentes de Andalucía.

Obviamente no se ha tratado algún caso o ejemplo más concreto, que podría llevarnos a relatar una supuesta conflictividad expresada en quejas o reclamaciones específicas. Y, a tal respecto, debemos señalar que tampoco la referida cuestión ha sido motivo de ninguna situación próxima que merezca el calificativo de conflicto, ni a un cierto alcance de desacuerdo o polémica.

Desde luego, dejamos a salvo cualquier iniciativa particular que, como cada queja, obtendrá el análisis y respuesta que, en su caso, sea elaborada desde esta Institución en el ejercicio de sus funciones y competencias, ante supuestos o hechos concretos que permitan su evaluación conforme a la normativa y principios constitucionales que rigen el funcionamiento del sistema educativo.

Como reflexión final, podemos decir que ese debate, y el ejercicio de intercambiar argumentos e intereses entre ambos márgenes de posturas sobre la cuestión, es un buen motivo para ser acogidos en nuestros centros educativos. Y el sentido del tratamiento que se recoja acerca de estas actividades, en relación con la programación educativa del centro, ofrecerá sentidos diversos que discurrirán entre posturas divergentes y, en ocasiones, difícilmente compatibles.

Con motivo del análisis de la presente queja, hemos percibido en esta Institución una multiplicidad de opiniones tan ricas, como variadas han sido las sensibilidades despertadas sobre este tema. Por ello, no podemos sentirnos constreñidos a elegir, sin más, entre posiciones rotundas de prohibición de todo tipo de caza frente a las posturas que persiguen el rotundo incentivo y fomento de tales actividades.

Entre la persecución radical de la caza por parte de unos y la obligatoriedad de su aprendizaje que fomentan otros, existen multitud de posiciones intermedias que invitan a una inteligente conciliación de posturas; por lo que no puede resultar extraño en este debate que se refleje en el propio escenario educativo que vive y bebe de la misma pulsión de nuestra compleja sociedad.

A la vista de lo anteriormente analizado, consideramos oportuno concluir nuestras actuaciones, dando por finalizado el presente expediente de queja y trasladándolo así a las partes interesadas.

Compromiso de divulgar la Carta universal de los deberes y obligaciones de las personas

El Defensor del Pueblo andaluz, Jesús Maeztu, se ha comprometido hoy a la divulgación de la Carta universal de los deberes y obligaciones de las personas, un texto que, inspirado en el discurso del escritor portugués José Saramago en la entrega del Premio Nobel, reflexiona y conciencia sobre la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948.

Jesús Maeztu ha conversado en la sede de la institución con Pilar del Río, “embajadora” de este trabajo en el que han participado académicos, juristas y miembros de la sociedad civil convocados por la Universidad Nacional de México, con el apoyo de la World Future Society y la Fundación José Saramago.

La idea de esta Carta universal de los deberes y obligaciones de las personas parte de la intervención que José Saramago realizó en la recogida del premio Nobel de Literatura en 1998. Cuando estaba preparando el discurso, Saramago advirtió de la coincidencia del día de la entrega con la efeméride de medio siglo antes, el 10 de diciembre de 1948, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas promulgó la Declaración Universal de Derechos Humanos, por lo que dedicó su intervención a la necesidad de insistir en la construcción de hitos en la convivencia humana sobre las bases de igual libertad y dignidad de los seres humanos.

“Todos tenemos la obligación, como acción positiva, de hacer efectivos los derechos humanos”, ha señalado Jesús Maeztu, para quien esta Carta contribuirá a recordar que las personas “somos objeto de derechos, pero también tenemos una responsabilidad de ciudadanía, con las personas”, una actitud más necesaria en el contexto de esta pandemia.

El Defensor del Pueblo andaluz, como institución garante y protector de los derechos de la ciudadanía, ha ofrecido a la presidenta de la Fundación Saramago fórmulas de colaboración, tanto para la difusión de este documento, como para cuantas actividades y acciones de promoción de derechos sean posibles entre la Institución y la fundación.

El Defensor del Pueblo andaluz y el Consejo Audiovisual de Andalucía aúnan esfuerzos ante los riesgos del nuevo entorno digital, con especial atención a los menores

Ambas instituciones desarrollarán acciones de alfabetización mediática contra la desinformación, la ludopatía, el acoso o el uso inadecuado del móvil

El presidente del Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA), Antonio Checa, y el Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, han suscrito hoy un protocolo general de colaboración en el ámbito de los medios audiovisuales para impulsar actuaciones conjuntas de protección de los ciudadanos, con especial atención a los menores, ante la desinformación y propagación de noticias falsas, el mal uso del teléfono móvil y las redes sociales, el ciberacoso, y el crecimiento de la ludopatía entre los jóvenes fomentada por la publicidad de las casas de apuestas y los juegos de azar online.

Este protocolo general viene a actualizar el convenio marco suscrito por ambas instituciones en 2006, adaptándolo al actual panorama normativo, marcado por la promulgación de la Ley General de la Comunicación Audiovisual (2010) y la Ley Audiovisual de Andalucía (2018) entre otras normas, y al nuevo contexto suscitado por el vertiginoso desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación.

Tanto Antonio Checa como Jesús Maeztu han destacado la necesidad de emprender actuaciones de alfabetización mediática como forma de minimizar los riegos del uso de estas tecnologías y de formar usuarios inteligentes, dotándolos de un pensamiento crítico ante los contenidos que consumen en la red y para que aprendan así a decodificar la información recibida. Junto a ello, según recoge el texto del protocolo, “la sociedad ha puesto la voz de alarma ante la exposición y el incremento de la participación de los menores y los jóvenes en los juegos de azar”.

En este sentido, el Defensor del Pueblo andaluz, en una actuación como Defensor del Menor de Andalucía, advirtió en su memoria anual de 2018 sobre la participación de adolescentes y jóvenes en juegos de azar, una actividad que puede llegar a convertirse en compulsiva o patológica e incluso, en determinados supuestos, en un problema de salud pública. Del mismo modo, el Defensor del Menor de Andalucía ha alertado este año sobre el acceso de los menores a la pornografía a través de los dispositivos móviles.

De esta forma, otro campo de actuación será la adopción de medidas ante el rápido crecimiento de la ludopatía entre los jóvenes, fomentada por el notable incremento de la publicidad en medios audiovisuales de los juegos de azar y casas de apuestas que ahora viene a limitar el recién aprobado Real Decreto de Comunicaciones Comerciales de la Actividades del Juego, regulación estatal que el Consejo Audiovisual de Andalucía reclamaba desde hace varios años.

Según el último informe del CAA, en 2019 se produjo un incremento del 33% en el número de anuncios televisivos sobre juegos de azar y apuestas deportivas respecto al año 2017 y el 45% de estas comunicaciones comerciales se emitieron en horario de protección de menores (de 6 a 22.00 horas). El CAA y el Defensor del Pueblo tratarán así de dar respuesta a la creciente alarma social por la participación de menores y jóvenes en los juegos de azar, que se está convirtiendo en la nueva droga al alcance fácil de los ciudadanos.

Sobre la desinformación, el CAA tiene en marcha la campaña en televisión y redes ‘#PasaDelBulo y navega seguro’, para proteger a los más jóvenes ante la difusión de noticias falsas, y convoca anualmente los Premios ‘El Audiovisual en la Escuela’ para reforzar las competencias en comunicación audiovisual de alumnado y profesorado.

El Defensor del Pueblo andaluz insta al Pleno del Parlamento andaluz a no permitir que aumente la exclusión y la desigualdad social a causa de la COVID-19

El Defensor del Pueblo andaluz, Jesús Maeztu, ha manifestado hoy su preocupación porque las personas que aún no se han recuperado de la crisis económica de 2008, “vuelvan a caer por segunda vez por otra crisis, esta vez sanitaria, en una situación más grave de exclusión”. “Nuestro afán debe ser que salgamos todos juntos para no incrementar la brecha de la desigualdad”, ha afirmado.

Ante el Pleno del Parlamento andaluz para la presentación del Informe Anual 2019, en una comparecencia retrasada hasta noviembre con motivo de la pandemia, Jesús Maeztu ha descrito los problemas que nos trasladaron los andaluces y andaluzas en 2019, “agravados” a causa de la COVID, según un primer análisis de los primeros meses de pandemia en los que la Institución profundizará en la presentación de un próximo Informe Extraordinario. “A todas luces resulta evidente que la COVID ha supuesto un nuevo ataque a la vulnerabilidad de estos colectivos que no habían comenzado a recuperarse y una nueva amenaza a aquellos que estaban comenzando a estabilizarse”, ha indicado.

Para el Defensor del Pueblo andaluz, una de las primeras lecciones de la pandemia sería esta: el mensaje a las administraciones públicas de que “no permitamos que el COVID entierre y excluya a estos grupos vulnerables”. “Para que nadie, cuando salgamos de esta crisis, se quede atrás. Porque todos estamos bajo la misma lluvia, pero no todos van a tener el mismo paraguas protector”, ha añadido el Defensor del Pueblo andaluz.

El Defensor del Pueblo andaluz ha concretado en tres puntos los aspectos fundamentales del Informe de referencia: las personas mayores, el derecho a una buena administración y la Andalucía despoblada, temas que ya analizaba en esta Memoria y que han seguido vigentes durante 2020.

Sobre las personas mayores, Jesús Maeztu se ha centrado en las crisis de residencias de mayores y ha afirmado que “la realidad está poniendo en cuestión el modelo de atención a los mayores”. “Le debemos a estas personas los cuidados que nos proporcionaron; es una deuda con ellos, les debemos una correspondencia, que las residencias no sean un aparcamiento”, ha señalado.

En segundo lugar, el Defensor del Pueblo andaluz se ha referido al derecho a una buena administración y ha señalado que “la falta de personal necesario, el recurso del silencio administrativo, los procedimientos lentos y farragosos, la desinformación sobre los expedientes... llevan a provocar el desaliento en la ciudadanía y la impresión de que la Administración no funciona bien”.

En el caso de la sanidad, el Defensor ha anotado los problemas existentes en 2019 en listas de espera de atención especializada; servicios de urgencias en zonas rurales y falta de recursos y prevención en salud mental, a lo que ha venido a sumarse este año las deficiencias denunciadas por la ciudadanía en atención primaria.

Sobre la educación, Jesús Maeztu ha alzado la voz sobre las carencias en la educación especial, antes y ahora, a lo que se sumó como efecto de la pandemia la brecha digital, principalmente en las familias con menos recursos. Como Defensor del Menor de Andaluz, se ha mostrado partidario de la presencialidad en las aulas de manera segura.

Dentro de este derecho a la buena administración, ha destacado su propuesta de coexistencia de la renta mínima andaluza y el nuevo ingreso mínimo vital, asunto para el que ha pedido coordinación entre las administraciones. Jesús Maeztu ha hecho una llamada de atención hacia el empleo, en especial de la juventud; la integración de los inmigrantes y la erradicación de los asentamientos; el impacto social de los costes de la vivienda, incluido el alquiler; la situación de los barrios con mención especial a la zona norte de Granada; el derecho a una buena administración de Justicia, con la necesidad de incentivar la mediación en la solución de los conflictos; las necesidades de protección de la población reclusa; la lucha contra los retrocesos en la igualdad; y la necesidad de un desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente.

Como tercera lección de la crisis, el Defensor del Pueblo andaluz se ha referido a los efectos sobre la Andalucía despoblada, realidad que venía estudiando y donde se ha encontrado padres que reclaman un centro educativo próximo para sus hijos e hijas; la petición de una atención médica cercana, con recursos suficientes; la soledad de las personas mayores; la exclusión financiera y la exclusión postal, con la desaparición de estas oficinas; la carencia de infraestructuras de comunicación; la falta de políticas de formación para el empleo para las personas jóvenes; o el abandono de las actividades agrarias o ganaderas tradicionales. La Institución está trabajando en un informe especial sobre los centros educativos en las zonas rurales.

Inauguración de las I Jornadas nacionales sobre “Discriminaciones Invisibles y Nuevas Formas de Vulnerabilidad Social”

El Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, ha inaugurado hoy, junto con el Ayuntamiento de Sevilla, las I Jornadas nacionales sobre “Discriminaciones Invisibles y Nuevas Formas de Vulnerabilidad Social”, que pretenden reflexionar sobre la realidad de las diferentes estructuras de nuestros hogares desde una perspectiva de género.

El Defensor del Pueblo Andaluz ha demandado políticas públicas con enfoque de género, como mínimo, en tres escenarios prioritarios: para combatir la violencia de género, para apoyar a los cuidados no remunerados en el hogar y para fortalecer la seguridad económica de las mujeres.

Durante su intervención, el Defensor ha puesto de manifiesto que la realidad de nuestros hogares, aún diversos en su morfología, es que “son estructuras difícilmente sustituibles por otros sistemas y comunidades sociales, siendo la familia el principal agente socializador que contribuye de manera determinante al desarrollo individual y a la construcción de la comunidad”.

El Defensor ha recordado que ese valor y su exclusividad son reconocidos por la Constitución en su artículo 39.1, por los Estatutos de autonomía en sus respectivos textos y por la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea en su artículo 33, que instan a los poderes públicos a asegurar la protección social, económica y jurídica a la familia.

Para Jesús Maeztu la diversidad de familias demanda “el reconocimiento y respeto debidos en la tipificación legal y articular medidas específicas y efectivas para garantizar el derecho de igualdad y a la no discriminación a los tipos de familias en los que concurre alguna circunstancia que pueda generar vulnerabilidad o desprotección”, con especial mención a las familias en situación de pobreza con menores a cargo; las familias con menores expuestos a la violencia de género, o familias monoparentales y homoparentales, entre otras.

 

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